La pequeña Lurancy Vennum
Mary Lurancy Vennum nació el 16 de abril de 1864 cerca de Watseka en Illinois, Estados Unidos en el seno de una familia cristiana ortodoxa. La situación familiar era cómoda, no tenían carencias y la granja donde vivían iba bien. Los Vennum eran muy apegados a la Iglesia local y también muy apreciados en toda la comunidad.
Lurancy era una jovencita saludable, alegre y vivaracha que ayudaba en las labores de casa; sus padres la llamaban Rancy. Todo marchaba con normalidad para esta familia, hasta que en el año de 1877 las cosas dan un giro inesperado. Sería esta chiquilla de trece años la protagonista de un fenómeno que hasta la fecha sigue estando envuelto en el misterio.
Lurancy empieza a cambiar
Una tarde cualquiera de la primavera de 1877 Lurancy acude con su madre para decirle que se sentía mal. Afirmaba tener un fuerte dolor de cabeza que le hacía toser, que le causaba una opresión en el pecho y le provocaba un extraño malestar. La mamá comienza a preocuparse, más que nada porque no hay un hospital cerca para poder llevar a la joven en caso de una emergencia.
El malestar de aquella tarde cesó, pero los padecimientos irían en aumento. La chica comenzó a sufrir de ataques epilépticos, tras los cuales afirmaba que había ido al cielo y había visto a sus hermanos que habían fallecido. Era frecuente que en esos accesos Lurancy se quedara rígida como una tabla y fuese muy difícil moverla. En ocasiones tardaba horas en volver en sí y alguna vez los doctores llegaron a darla por muerta debido a la terrible bajada del ritmo cardíaco.
Lurancy comenzó a relatar que por las noches veía extrañas sombras en su habitación y escuchaba voces. La pobre estaba aterrorizada y sus padres no sabían qué hacer, era algo desconcertante. Las cosas siguieron empeorando y la joven, por momentos no recordaba a sus familiares, pero hablaba de personas a las que no conocía.
Con el paso de los días Lurancy empieza a sufrir episodios en los que se torna muy agresiva. Comienza a hablar con voces y lenguajes que no eran propios de ella, parecía que se tratara de alguien con personalidad múltiple. En alguna ocasión llegaron a manifestarse episodios de sansonismo e incluso a hablar en un idioma que desconocía.
La situación comienza a agravarse
Todo parecía apuntar a que la muchacha estaba siendo poseída por varias entidades ya que al preguntársele proporciona nombres de personas fallecidas años atrás. Entre las presencias que la ocupaban se encontraban una anciana de nombre Katrina Hogan, una joven llamada Mary Roff y un tal Billy Cunning. Cuando aparecía este hombre Lurancy se tornaba muy agresiva y utilizaba un lenguaje soez que no era propio de ella.
La muchacha era capaz de proporcionar datos precisos acerca de todos estos individuos, como si los conociese de toda la vida. Pero esto era algo imposible, ya que ella jamás los había conocido; ni si quiera había escuchado hablar de ellos. Era, sin lugar a dudas, una situación inexplicable y terriblemente desconcertante.
Poco tardó en correrse la voz por todos los rincones de la región y no pasó mucho tiempo para que fuesen acercándose los curiosos. El caso tuvo mucha repercusión ya que en esa época estaba en auge el movimiento espiritista de manos de las hermanas Fox. Los que habían escuchado acerca de esta nueva disciplina creían que Lurancy era una especie de médium. Por eso, acudían a ella con la esperanza de poder preguntarle por sus familiares difuntos.
Como los Vennum eran una familia muy apegada al Cristianismo Ortodoxo, rechazaban con contundencia el espiritismo y no querían recibir las visitas de curiosos. Paralelamente, el estado de Rancy iba empeorando y llegó un punto en que los médicos consideraron que había perdido el juicio. Al diagnosticarla como enferma mental consideraron que lo más conveniente para la joven era ser ingresada en el hospital de Peoria. Este psiquiátrico había cobrado fama por estar innovando en tratamientos para dementes. Pero parte de esa fama era que dichos tratamientos no ofrecían los resultados esperados, por el contrario, eran resultados bastante desalentadores.
Mary Roff
Llegó el día planeado para ingresar a la joven en Peoria y poco antes de partir llegó a casa de los Vennum un hombre. Este se presentó como Asa B. Roff y era el padre de Mary Roff, una joven que había fallecido años atrás en dicho hospital. Este individuo pidió a la familia que no ingresasen a su hija en el psiquiátrico, ya que corría el riesgo de sufrir el mismo destino que Mary.
Asa contó a los Vennum que su hija había experimentado situaciones muy similares a las que estaba experimentando Lurancy. Les pidió que le den la oportunidad de presentarles a un médico que era conocedor de este tipo de temas. Los padres de Rancy accedieron a conocer otra opinión y no ingresaron a la chica en Peoria.
Asa les presentó al doctor Winchester Stevens quien sometió a Lurancy a muchas pruebas. En ellas pudo constatar que la joven era capaz de leer el contenido de un libro que estaba cerrado. Podía también decir con exactitud lo que cualquiera llevaba en los bolsillos. En una ocasión, fue capaz de reconocer entre un montón de objetos aquellos que habían pertenecido a Mary Roff. Además tenía la capacidad de proporcionar datos íntimos de muchas personas, algunas incluso que no había visto nunca en su vida.
En el cuerpo de Lurancy comenzó a manifestarse con más frecuencia Mary Roff. En una de esas ocasiones el doctor Stevens le preguntó ¿por qué estaba ocupando ese cuerpo? La respuesta que le dio resulta inquietante: “Vine a curar el alma de Lurancy. Su alma está muy enferma, está asediada y la van a destruir. Yo vine a cuidarla, cuando ella esté bien, regresará. No se preocupe, yo me encargo.”
Lurancy regresa
Por recomendación del doctor Stevens y con el consentimiento de la familia Vennum, Lurancy fue a pasar una temporada en casa de los Roff. Durante ese periodo, la joven actuaba como la difunta Mary y reconocía a todos los familiares y conocidos. Entablaba conversaciones y recordaba anécdotas vividas con la familia.
Después de un tiempo, un buen día Lurancy regresó a la casa de los Vennum. Les dijo a sus padres que era Mary y venía a traerles a su hija. Ese día comió algo en casa y fue a su habitación a recostarse. En cuanto despertó, era la misma chiquilla que había sido siempre. Cuando sus padres le relataron lo que había sucedido, Rancy afirmó no recordar nada. Pasó el tiempo y Lurancy volvió a ser quien era y los fenómenos desaparecieron.
El caso fue estudiado por gran cantidad de profesionales y fue muy documentado, en parte gracias al diario de la región, el Danville Times. El doctor Stevens documentó ampliamente el caso en un informe al que tituló “Watseka Wonder”. William James, en su libro Los principios de la psicología, publicado en 1890 dijo que: “era quizás el caso más extremo de posesión del tipo moderno que uno pueda recordar.”
Para algunos investigadores, el caso de Lurancy se trata de un Espíritu de control. Esto quiere decir, que un alma toma el cuerpo de una persona que está asediada por entidades malignas. Su objetivo es liberarla y en cuanto lo consigue, devuelve el cuerpo a su legítimo propietario. Para otros, se trata de una joven con dones psíquicos y ganas de llamar la atención. El misterio sigue presente y el caso siempre será fuente de investigación. Y tú ¿qué piensas? ¿Espíritu de control o una muchacha psíquica?