Una mujer llamada Denise Labbé
Denise Labbé nació el 17 de marzo de 1926 en el pequeño pueblo de Melesse, cercano a Rennes en Francia. Vivió una infancia difícil y cuando tenía catorce años, su padre se suicidó arrojándose al canal de Melesse. Tras el fallecimiento de su progenitor, ella se vio obligada a dejar sus estudios para trabajar como empleada en una factoría. Como la joven deseaba mejorar su posición, comenzó a acudir a clases nocturnas hasta que consiguió colocarse como secretaria en Rennes.
Mientras trabajaba, mantuvo varias relaciones, pero la más duradera fue con un joven médico con quien hizo vida en común. El galeno se presentó como voluntario en Indochina y durante su ausencia Denise dio a luz a su hija Catherine. Cuando el doctor volvió, al saberse padre, le propuso matrimonio a la joven. Sin embargo, Labbé rechazó la propuesta ya que él se había dado a la bebida y ella deseaba mejorar su situación. Poco después del nacimiento de su hija, Denise consiguió un empleo como secretaria en la Oficina del Instituto Nacional de Estadística de París.
Jacques Algarron llega a la vida de Denise Labbé
Durante la celebración del Primero de Mayo de 1954 en el baile del Café Glacier en Rennes, Denise conoció a Jacques Algarron. Él era un hombre culto, arrogante y muy seguro de sí mismo que no tardó en deslumbrar a la secretaria. Él había nacido el 26 de enero de 1930 y era el hijo ilegítimo de un mayor de 70 años y su amante de 30. Cuando su hermano fue procesado por colaborar con los nazis, se enlista en la academia militar de Saint-Cyr.
Este hombre poseía una inteligencia excepcional, tenía gran habilidad para las matemáticas y sentía fascinación por la filosofía, siendo su principal inspiración Friedrich Nietzsche. Algarron se identificaba con las teorías del filósofo alemán, especialmente con la del “superhombre” en la que se basó para idear su concepto de una “súper pareja”.
Jacques había mantenido otras relaciones anteriormente y tenía dos hijos ilegítimos con diferentes amantes. Tras un par de bailes con Denise, se citaron para el próximo fin de semana. Durante ese lapso, él envió una carta a la joven en la que le declaraba su intención de convertirla en su amante. Esta fue la primera de una larga lista de misivas que constituirían la columna vertebral de esta tóxica y enfermiza relación.
Una relación siniestra
Rápidamente se convirtieron en amantes y era Jacques quien ejercía el control en la pareja mientras Denise se mostraba sumisa. En sus encuentros, él solía golpearla o morderla y ella parecía disfrutarlo, como lo manifiestan las siguientes líneas de una de las cartas que ella le escribió: “…Los arañazos de mi espalda están empezando a sanar como desesperadamente tuve la ocasión de comprobar esta mañana…”
Además de someterla a maltratos físicos, también la humillaba exigiéndole que se acostara con otros hombres para que después le implorase perdón. En otra de las cartas que Denise le envió puede leerse: “…ahora que te he sido infiel solo me puedo sentir disgustada y molesta conmigo misma”.
Algarron se aburrió pronto de este juego y decidió llevar la relación a un nivel más peligroso. El día 7 de Agosto se graduó de la academia militar y mientras viajaba con Denise en un taxi le insinuó veladamente sus intenciones. Le dijo que los verdaderos amantes debían ser capaces de lo que fuera para demostrar su amor, incluso de matar.
Denise Labbé estaba completamente loca por Algarron y su mayor deseo era que él le pidiera matrimonio. La joven había quedado embarazada del militar y cuando se lo notificó, este le dijo que debía abortar, ya que él no deseaba tener más hijos. El 29 de Agosto, mientras cenaban en un restaurante de París, Jacques preguntó a Denise si estaba preparada para asesinar a su hija Cathy. Para validar su macabra petición, le dijo que esa sería la prueba suprema de su amor hacia él.
Intentos de homicidio
En un principio, ella creyó que se trataba de una broma, pero poco tardó Jacques en presionarla y amenazar con dejarla si no sacrificaba a la niña. Denise se encontraba en una encrucijada, ya que no deseaba asesinar a su hija, pero tampoco quería perder a su amado.
Poco a poco, las amenazas y chantajes de Algarron fueron debilitando la voluntad y la razón de Denise. El 22 de Septiembre, estando en casa de su madre, cogió a la niña en brazos con la intención de arrojarla del balcón del segundo piso. A última hora se arrepintió y regresó con la niña al interior de la vivienda, pero la semilla del mal ya había germinado.
Pocos días después, se presentó el segundo intento de homicidio, esta vez, Denise arrojó a la pequeña a un canal. Igual que en la ocasión anterior, se arrepintió, a gritos pidió ayuda y un esclusero se lanzó al agua para salvar a la criatura.
Por haber fallado en los dos intentos Jacques la despreció y el 5 de Octubre Denise acudió a Rennes a practicarse el aborto. Medio enloquecida volvió a intentar ahogar a su hija por tercera vez, pero al igual que en la anterior, la pequeña también fue rescatada. Inmediatamente, Labbé viaja a París en busca de Jacques y a su regreso a Rennes sufrió una hemorragia, consecuencia del aborto y fue hospitalizada y operada de urgencia.
El sacrificio de un Ángel
Mientras Denise estaba hospitalizada, Jacques la visitó para darle un ultimátum. Le advirtió que si ella deseaba crear la “pareja extraordinaria”, Cathy debía morir. Tras los trágicos antecedentes, la madre de Denise Labbé y Madame Laurent, niñera de Cathy, comenzaron a albergar sospechas hacia la joven.
Denise y su hija habían ido a pasar unos días en casa de su hermana en Vendôme. El funesto 8 de Noviembre Labbé tuvo la sangre fría de ejecutar su perverso plan. Encontró el momento propicio cuando su madre y su hermana habían salido de compras. Cogió a la pequeña de dos años y la sumergió en un barreño lleno de agua hasta que dejó de respirar. Tras cometer el macabro acto, escribió una postal a su amante en la que le dice: “Catherine ha muerto. Espero verte pronto”.
Denise esperaba que tras haber cometido esta atrocidad, Jacques le pidiera matrimonio, sin embargo, grande fue su decepción cuando recibió su escueta respuesta: “Encuentro todo este asunto muy desagradable. Ya no significa nada para mí”.
Tras las pertinentes averiguaciones, Denise Labbé fue arrestada y encarcelada; aguantó estoicamente su estancia en prisión durante un mes esperando una reconciliación con Jacques. Todo cambió cuando el abogado y hermanastro de Denise, Antonio Dusser le dijo a la joven que vio a su amado coqueteando con otra mujer.
Consumida por el dolor y la rabia, solicitó hablar con un juez instructor para confesar la verdad del homicidio y la implicación de su amante. Algarron fue detenido y llevado a la prisión de Blois, misma en la que estaba encarcelada Denise.
El juicio de Denise Labbé y Jacques Algarron
Durante su estancia en presidio, Jacques mostró una conducta ejemplar, incluso mantenía fotos de sus hijos en su celda. Su objetivo, era hacer méritos para evitar una posible condena en el juicio que se llevaría a cabo el 30 de mayo de 1956. El proceso fue denominado por la prensa de la época como El juicio del siglo.
La sala estaba presidida por un juez y un jurado compuesto por 7 granjeros. La acusación recayó sobre el abogado Francisque Gay. En este proceso se enfrentaron dos de los más famosos letrados de la Francia de aquella época. René Floriot defendía a Algarron y Maurice Garçon represetaba a Labbé.
Cuando Denise fue interrogada, relató las presiones a las que la había sometido Algarron y habló sobre las ideas que este tenía. En su defensa, el hombre argumentó que no creía que ella se tomase en serio conceptos abstractos.
Entre los testigos citados estaban cinco ex-amantes de Algarron, pero solamente una de ellas reconoció que él le había hablado de la necesidad de sufrimiento. Sin embargo, al no mostrar ella interés en el tema, Algarron no volvió a mencionarlo. Las otras mujeres en sus testimonios plasmaron una imagen favorable de Jacques.
El testimonio más crucial fue el de Madame Laurent quien ante el jurado expresó: “Puedo jurar que amaba a su hija. Cathy tenía toda su ropita hecha a mano por su madre. Es una cosa que he visto pocas veces… Era una verdadera madre, hasta el día en que ese hombre la volvió loca”.
Francisque Gay solicitó para Denise pena de muerte y cadena perpetua para Jacques. El jurado, tras haber deliberado, declaró a Labbé culpable con atenuantes y Algarron responsable de haber provocado el crimen. La sentencia fue cadena perpetua para ella y 20 años de trabajos forzados para él.
Consideraciones finales
Este crimen presenta algunas semejanzas con los asesinatos rituales y la conducta de Algarron hace recordar el modus operandi de las sectas. En las cartas que él le escribía era frecuente ver la palabra “sangre”. En una de estas, en la que la urgía a cometer el crimen, le escribía sin reparos “…si tu sangre es tan fuerte como la mía…”
En una misiva que Denise le envió, podía leerse cerca del final: “… ¿Será mi amor por ti mayor que el miedo? ¿Triunfará el demonio sobre Dios?” Al leer estas líneas es muy fácil darse cuenta de que Denise Labbé ya no tenía voluntad ni dominio sobre sí misma. Manifestaba la misma conducta que presentan personas que han caído en las garras de una secta, de la obediencia ciega a un líder.
Él por su parte, podría decirse que era un sádico con conductas psicopáticas, y en este punto es donde cabe preguntarse: ¿Qué pudo hacer que una madre amorosa se cegara de tal manera hasta el punto de asesinar a su propia hija? Sin duda, la mente humana es muy compleja y en ocasiones demasiado retorcida.
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