El cementerio de Père Lachaise
En la ciudad de París se encuentra el cementerio de Père Lachaise, que es el más grande de la capital francesa. Este camposanto, el más visitado de todo el mundo, se encuentra ubicado en el número 16 de la Rue du Repos en el 20vo distrito. El panteón recibe su nombre como homenaje a François d’Aix de La Chaise (1624-1709) quien fue confesor del monarca Luis XIV.
El diseño inicial corrió a cargo del arquitecto Alexandre Théodore Brongniart en 1803. La capilla y la entrada fueron realizadas por Étienne-Hyppolyte Godde. La apertura del cementerio ocurrió el 21 de mayo de 1804 con la inhumación de una pequeña de cinco años. Actualmente, el panteón tiene una extensión de 44 hectáreas y cuenta con más de 70,000 concesiones funerarias.
Este cementerio debe su fama en parte a los personajes celebres que en él reposan eternamente. Entre sus tumbas podemos encontrar figuras relevantes de la política, el cine, la música o la literatura. Entre los famosos que están sepultados allí encontramos a: Honorè de Balzac, María Callas, Frédèric Chopin, Auguste Comte, Isadora Duncan, Allan Kardec, Molière, Edith Piaf, Oscar Wilde o Jim Morrison.
Además, el recinto es una extensa exposición de arte funerario con tumbas de estilo neoclásico y neogótico. Por si fuera poco, Père Lachaise está rodeado de variada vegetación y cuenta con más de 5,000 árboles, algunos de ellos centenarios. Entre sus mausoleos y recovecos habitan cientos de gatos y miles de aves eligen ese sitio para anidar.
Pero lo que llama poderosamente la atención, es la cantidad de leyendas que rodean a este cementerio. Se habla de fantasmas, rituales oscuros, sucesos inexplicables y vampiros. Se piensa que allí descansa el verdadero conde Drácula, pero hoy hablaremos de la tumba de una mujer que se cree que es una vampira.
Elizaveta Alexandrovna Stroganova
Elizaveta Alexandrovna Stroganova nació el 5 de febrero de 1779 en San Petersburgo, Rusia en el seno de una de las familias más ricas de la nación. Esta familia de origen campesino, debe gran parte de su fortuna a la producción y comercio con la sal y las pieles. Su status social aumentó más cuando Pedro el Grande, les otorgó el título de barones del Imperio ruso.
Se recuerda a Elizaveta como una joven muy hermosa y alegre que con 16 años contrajo matrimonio en 1795 con Nikolay Nikitich Demidoff. Él provenía de una rica familia de industriales cuya fortuna derivaba de las minas de cobre, plata y oro y de las fundiciones de hierro. Poco después de la boda, él se convirtió en diplomático y la pareja fue enviada a París.
A diferencia de Elizaveta, su marido tenía un carácter más reservado y mientras ella disfrutaba la vida parisina él se empeñaba en incrementar la fortuna familiar. Cuatro hijos fueron fruto del matrimonio, pero desgraciadamente solo dos llegaron a la edad adulta: Pavel y Anatoly. La pareja admiraba a Napoleón Bonaparte, pero debido a las tensiones de este con Rusia, la familia tuvo que ser repatriada.
Tras pasar una temporada en Italia, el zar los llamó en 1812 y se establecieron en Moscú. El matrimonio no funcionó y terminaron por separarse. Nikolay permaneció en Rusia al servicio del zar y en 1827 recibiría el título de Conde de San Donato. Por su parte, Elizaveta volvió a su amado París donde fallecería el 8 de abril de 1818 con tan solo 39 años y fue sepultada en el cementerio de Père Lachaise.
La tumba de Elizaveta Alexandrovna Stroganova
Elizaveta Alexandrovna Stroganova (Strogonoff en francés) tras morir fue sepultada al día siguiente en la división 39 del cementerio Père Lachaise. Su tumba estaba ubicada en un solar de 12 metros cuadrados y consiste en un monumento de alto coste elaborado en mármol blanco: se trata de un sarcófago decorado con el escudo familiar que descansaba sobre un estilóbato rodeado de 10 columnas dóricas. En el entablamento del pórtico podía leerse la siguiente inscripción:
“Aquí yacen las cenizas de Elizabeth de Demidoff, de soltera Baronesa de Strogonoff, fallecida el 8 de abril MDCCCXVIII, esposa de SNA Demidoff, Consejero privado y actual Chambelán de SM el Emperador de Rusia, Comandante de la Orden de San Juan de Jerusalén”.
El mausoleo fue diseñado por el arquitecto Jaunet e instalado por el también arquitecto Châtillon. La obra fue realizada por el marmolista Schwind cuyo taller estaba en el antiguo invernadero de los Jesuitas. Para algunos el monumento resultaba ostentoso, de mal gusto y consideraban que no encajaba en el estilo de Père Lachaise.
Alrededor del año 1852 la tumba fue trasladada a la 19 división donde se encuentra actualmente. Fue colocado sobre un enorme pedestal decorado con curiosos símbolos, el actual monumento fue diseñado por León Danjoy. La inscripción original desapareció y en su lugar se colocó otra que dice:
“Aquí reposan las cenizas de Elisabeth de Demidoff, nacida baronesa de Strogonoff, fallecida el 8 de abril de 1818”.
Hoy en día esta tumba es la más impresionante e imponente de todo el camposanto. Hasta la fecha se desconoce la verdadera razón del cambio de emplazamiento del sepulcro. Se han elaborado diferentes hipótesis, pero la más difundida es que se hizo para convertirlo en un mausoleo familiar.
La leyenda del extraño testamento de la baronesa Stroganova
Actualmente existe una leyenda muy extendida que afirma que Elizaveta Alexandrovna Stroganova al morir dejó un extraño testamento. Supuestamente, el documento estipulaba que aquel que pasase un año y un día en la tumba de la baronesa heredaría una importante fortuna. En este peculiar desafío se incluían tres cláusulas: la primera estipulaba que el voluntario no podía salir de la tumba más que una hora al día. Los alimentos le serían llevados puntualmente por un sirviente que se encargaría también de recoger y limpiar el balde con los desechos.
La segunda especificaba que el vigilante tenía prohibido mantener contacto con cualquier persona, no podía recibir visitas ni escuchar música. Sin embargo, la lectura de libros y periódicos si estaba permitida. La tercera especificaba que el voluntario debía mantener el mayor silencio posible durante su estancia en el recinto.
Según se cuenta, hubo varios voluntarios dispuestos a intentar cumplir con la extraña voluntad de la baronesa Stroganova, pero ninguno lo consiguió. La tradición popular afirma que ya fuese en la primera noche o pocas veladas después, todos salieron huyendo. Algunos terminaron al borde de la locura o ingresados en psiquiátricos, otros se suicidaron o murieron de miedo y otros terminaron con traumas irreversibles. Con el paso del tiempo, las especulaciones en torno al sepulcro fueron creciendo: se dijo que allí habitaba algo vivo, probablemente un vampiro, también que en aquel lugar había un portal que llevaba al infierno. Según la creencia, hasta la fecha siguen llegando cartas de interesados en realizar la macabra empresa pero son ignoradas y olvidadas.
En 1917 Karl Hans Strobl retoma la leyenda y publica El mausoleo de Père Lachaise, relato incluido en su libro Lemuria. En él habla de un hombre que acepta el desafío y descubre que está bajo el influjo de un vampiro.
La leyenda en la prensa
La leyenda del testamento de la baronesa Stroganova llegó a la prensa internacional. Chris Woodyard en su Libro Victoriano de los Muertos menciona que la primera referencia escrita aparece el 25 de Octubre de 1893 en el Chicago Daily Tribune. El artículo mencionaba que “hace cinco años una princesa rusa murió dejando una gran fortuna”. Continuaba proporcionando detalles acerca del ataúd de cristal en el que supuestamente reposaba la difunta y los requisitos para ganar la herencia. Si hacemos caso de este diario, querría decir que la baronesa falleció en 1888 cuando en realidad llevaba 70 años muerta.
Otros diarios también se hicieron eco de la leyenda, entre ellos el Chicago Sunday Herald que publicó una historia similar el 15 de noviembre de 1893. Estos artículos provocaron una oleada de cartas desde varios países del mundo en la que todo tipo de personas se postulaban para cumplir aquella extraña solicitud. Uno de los solicitantes era el estadounidense JH Davis en cuya carta escrita el 29 de noviembre de 1893 adjuntaba el recorte de una nota periodística.
Posteriormente, la prensa que en principio había difundido la leyenda se dedicó a denunciar el fraude. Entre los que lo denunciaban estaban el San Francisco Morning Call, el Boston Herald y el New Zeland Herald. Había que detener a toda costa la oleada de solicitudes que no paraban de llegar desde todas partes del mundo.
El 2 de noviembre de 1896 Le Temps describía la historia como una morbosa leyenda. Para ello, el periodista Adolphe Brisson entrevistó al comisario del cementerio. Actualmente se conservan en el Archivo de París 6 cartas de solicitantes de cinco países diferentes escritas en 1893.
Simbología vampírica
Muchos investigadores, entre ellos el vampirólogo francés Jacques Sirgent consideran que el mausoleo de la baronesa Stroganova está plagado de simbología vampírica. Para empezar, está ubicado sobre el Callejón de las Acacias. Esta planta representa la resurrección y la inmortalidad y en algunas sociedades secretas como la masonería es un símbolo muy recurrente.
Por detrás del monumento pasa el llamado Camino del Dragón que según Sirgent es una de las pistas para llegar a la tumba de Dracula. Recordemos que Vlad Tepes era conocido como Draculea, que en rumano significa Hijo del Dragón. Además, la tumba mira hacia el poniente, es decir hacia donde se oculta el sol.
Otro indicio vampírico es la fecha de su muerte, ya que en ella encontramos tres ochos. En vampirología, el número 888 es el que se asocia a estas criaturas. Recordemos que el ocho al revés simboliza el infinito y el ouroboros, la serpiente que se muerde la cola, elemento común en las tradiciones ocultistas. Curiosamente, en la primera referencia periodística de la leyenda se menciona que la baronesa Stroganova falleció en 1888, otra vez el 888, ¿Casualidad?
Por toda la tumba podemos ver tallados de martillos y comadrejas, para algunos simbolizan la fuente de ingresos de la familia. La familia Stroganov se dedicaba a las pieles, pero, ¿vosotros habéis visto u oído de bolsos o billeteras de piel de comadreja? Yo no. Por otra parte, la comadreja está asociada con la noche, la sangre y en algunas tradiciones se la representa como la guía en el inframundo.
Para Finalizar
Otros símbolos a destacar son las cabezas de lobo mirando hacia abajo a modo de gárgola. Sobra decir la asociación que tienen los lobos con los vampiros. Llama la atención el escudo familiar colocado a modo de medallón, que recuerda un péndulo de reloj, ¿un guiño al paso del tiempo? Por último, la tumba está flanqueada por cuatro antorchas que evocan a la llama eterna que para los cristianos simboliza el fin de la vida terrenal. Sin embargo, para los miembros de algunas sociedades secretas, su significado es más oscuro e inquietante.
Hay muchos testimonios de visitantes al cementerio que mencionan haberse sentido mal en presencia de la tumba de la baronesa Stroganova. Afirman haber experimentado una profunda sensación de vacío y soledad, además de fuertes deseos de alejarse.
Es un hecho que este mausoleo está repleto de simbología, quizás un mensaje oculto para aquellos que sepan entenderlo. Llama poderosamente la atención que no hay rastro del famoso testamento, ni menciones de la leyenda anteriores a 1893. Sin embargo, la tradición popular afirma que la leyenda se extendió poco después del fallecimiento de la baronesa. ¿Se habrán hecho desaparecer anteriores documentos? De ser así, ¿con qué finalidad? ¿Elizaveta Alexandrovna Strogonova formaba parte de alguna sociedad secreta o de algún culto ocultista? ¿Cuál es el verdadero significado de todos esos símbolos? ¿Estamos ante la tumba de una vampira? Son muchas las preguntas y de momento no tienen respuesta. Todo parece indicar que este mausoleo seguirá siendo un misterio.