En el año 2001, en las proximidades del volcán Roccamonfina, en el norte de la región italiana de Campania, se realiza un importante hallazgo. Se trata de marcas de pies, manos y piernas humanas preservadas perfectamente en roca sólida. Las huellas descienden de la cumbre de la montaña a través de una pendiente empinada.
Los habitantes de las localidades cercanas al volcán denominan a este grupo de marcas como “las huellas del diablo”. El calificativo le fue concedido debido a que para estas personas solamente un ser sobrenatural podría pisar la lava sin quemarse. Un equipo de investigadores de diferentes instituciones y universidades ha llevado a cabo un nuevo estudio sobre el terreno. En esta investigación, han encontrado catorce nuevas impresiones que suben el volcán, en vez de bajarlo, después de que este haya entrado en erupción.
El estudio ha revelado que se trata de un antepasado del ser humano que vivió hace 350,000 años. Las huellas al parecer corresponden a cinco individuos, uno de ellos adulto y los otros juveniles. La impronta del mayor mide 27 cm de largo y tiene un arco poco elevado.
Según los investigadores esta huella guarda mucha similitud con los pies de los homínidos enterrados en la Sima de los Huesos en Atapuerca, Burgos. Debido a este parecido se ha planteado la hipótesis de que las huellas italianas podrían pertenecer a individuos de la especie Homo Heidelbergensis. Aunque para el arqueólogo Adolfo Panarello, aún es pronto para clasificarlos en este grupo.
Se trata del segundo conjunto de huellas de homínidos más antiguos conocido fuera de África, después de las huellas de Happisburgh, Reino Unido, hace 800,000 años. Solo resta esperar que los estudios revelen el misterio que envuelve a estos individuos. ¿Quiénes eran? ¿Porqué transitaban por la zona de un volcán que había hecho erupción? ¿Tendrá la humanidad que reescribir su historia gracias a estos hallazgos?