En el siglo XIX los obreros de una excavación encuentran una singular piedra con forma de huevo que tiene grabados unos extraños símbolos y un rostro.
El hallazgo de la piedra
En 1872, unos obreros se encontraban cavando un agujero para plantar el poste de una valla cerca de la orilla del Lago Winnipesaukke, en New Hampshire. Estos obreros estaban a cargo de un hombre de negocios llamado Seneca A. Ladd. En el agujero encontraron un extraño trozo de arcilla en cuyo interior se hallaba una roca con forma de huevo que tenía unos misteriosos grabados.
Este objeto mide aproximadamente 10.2 cm de altura y 6.5 cm de ancho. Su peso es de 510.3 gramos y tiene una tonalidad negro azabache. Su composición se basa en cuarcita mezclada con arenisca milonita de grano extremadamente fino. Esto le otorga una densidad parecida al granito y le brinda una estructura muy dura. Su tamaño y forma son como los de un huevo de oca.
Este tipo de roca no es habitual en el estado de New Hampshire y no se conoce ningún objeto similar en Estados Unidos. Ninguna de las tribus de nativos americanos cuenta en su haber con un objeto que se pueda parecer a esta piedra. Actualmente, se encuentra expuesta en el Museo de Historia de New Hampshire. Esta rodeada de espejos para que el público pueda observar todos sus grabados.
Extraños grabados en la piedra
El huevo tiene unos grabados que desconciertan a los investigadores. En la cara trasera se aprecia, en la parte de abajo, una espiral que puede recordar a la Vía Láctea. Arriba de esta se ve una media luna con dos puntos encima de lo que parecen dos flechas cruzadas y en la parte de arriba un extraño símbolo.
En una de las caras laterales se aprecia una mazorca con hileras de diecisiete granos. Debajo de esta, dentro de un círculo, lo que parece el dibujo de una pata de ciervo y la cabeza de un animal de orejas largas.
En la otra cara lateral se puede ver en la parte inferior un círculo y por encima de este, lo que en apariencia es una tienda que recuerda a las de los nativos americanos. Por último en la cara frontal está tallado un rostro humano que resulta un tanto inquietante.
En cada uno de sus extremos tiene un orificio, cada uno de diferente calibre y tamaño. Un análisis realizado en 1994 por los funcionarios de estado de New Hampshire revela que en el orificio inferior se pueden apreciar unos arañazos que sugieren que fue colocado en una varilla metálica y retirado varias veces.
El arqueólogo Richard Boisvert afirma: “He observado diversos orificios perforados en piedra por medio de tecnologías que asociaríamos a la Norteamérica de la prehistoria. Siempre hay en ellos una cantidad de irregularidades. Pero este orificio es extremadamente regular en su longitud. No observamos las variaciones que serían de esperar en un objeto con una antigüedad de unos cuantos cientos de años”.
Así como también sugirió que los orificios fueron taladrados con herramientas eléctricas y no con las técnicas utilizadas por los nativos americanos. Esta afirmación sugieren la posibilidad de que fuesen realizados en el siglo XIX. Estas declaraciones han llevado a algunos a creer que el objeto en cuestión es un fraude. Sin embargo, no se ha podido certificar que lo sea.
Las hipótesis
Seneca fallece en 1892 y en 1927, su hija Frances Ladd Coe, dona el objeto a la Sociedad Histórica de New Hampshire. En este lugar permaneció separada de los objetos de artesanía de los nativos americanos del siglo XIX y otras piezas de interés para el público de la época.
Esta misteriosa roca se reveló al mundo por primera vez en la revista American Naturalist, que la describió como una “notable reliquia india”. Así mismo sugirió que la piedra “conmemora un tratado entre dos tribus”, sin embargo, ésta idea no llegó muy lejos.
Poco después se planteó la hipótesis de que la roca pudo ser utilizada como algún tipo de herramienta y otra sugiere que el objeto es origen celta o inuit. En 1931 llegó una carta a la Sociedad Histórica de New Hampshire en la que sugería que la roca podía tratarse de una piedra rayo o Thunderstone.
Una piedra rayo es una roca trabajada, a menudo con forma de cuña como la hoja de un hacha. De este tipo de objetos se dice y se cree que han caído del cielo junto a un rayo en una tormenta. En muchas culturas del mundo hay historias acerca de piedras rayo y guardan relación con algún dios del trueno y las tormentas.
La carta proseguía explicando que este tipo de objetos “siempre presentan la apariencia de haber sido trabajadas manualmente o por medio de alguna máquina: frecuentemente proceden de las profundidades de la tierra, y se encuentran hundidas en terrones de arcilla, o incluso rodeadas de coral o roca sólida”.
A lo largo de los años, los historiadores han tratado de proporcionar una explicación a esta roca, pero hasta la fecha no se ha llegado a ninguna conclusión.