La Menorah, ¿qué es?
La Menorah fue un candelabro de siete brazos, elaborado en oro macizo. Medía metro y medio de altura y su diseño le fue revelado a Moisés por Yahveh. La finalidad del objeto era ser colocado en el Primer Templo de Jerusalén. Este templo fue destruido por órdenes del rey Nabucodonosor II de Babilonia en el año 586 a.C.
El rabino Ricardo di Segni afirma que: “la Menorah representa la luz de Dios que se extiende hacia la humanidad a través de la llama que brilla y que es encendida por los sacerdotes”.
El 17 de enero de 1996 Shimon Shetreet, antiguo ministro de asuntos religiosos de Israel y Samuel Hadas, el aquel entonces embajador israelí ante la Santa Sede, se reunieron con el papa Juan Pablo II. En ese encuentro, los políticos israelíes dijeron al papa “sabemos que el Vaticano conserva en sus sótanos un símbolo de gran importancia para Israel. Es la Menorah, el candelabro de siete brazos que estuvo en el Templo de Jerusalén”. La demanda fue incluida en los protocolos de la audiencia y el suceso trascendió a la opinión pública. El Vaticano se comprometió en averiguar si el objeto continuaba en la ciudad, pero los israelíes nunca tuvieron respuesta.
La expedición de Tito
El historiador judío Flavio Josefo (37-103 d.C.), en su obra De bello Judaico afirma que el Templo de Salomón fue saqueado por última vez en el año 70 a. C. Fue el general Tito quien asaltó aquella colina artificial construida sobre el monte Moriah para llevarse todos los tesoros de Yahveh.
Cuando Tito regresó de la expedición a Tierra Santa ordenó construir dos arcos de triunfo que conmemorasen su gesta. Uno estaba ubicado en las cuevas del Circo Máximo y desapareció en la Edad Media. El otro arco de Tito, conocido también como Arcus Ad Septem Lucernas (Arco de las siete Luminarias) se encuentra ubicado en el antiguo Foro de Roma, al inicio de la Vía Sacra.
En una de las paredes interiores de este arco pueden verse los autorrelieves que narran la campaña militar de Tito y su regreso a Roma. Se aprecia una procesión de soldados que entra en la ciudad portando el botín de guerra: las trompetas de plata del templo (Hazozeroth), la mesa áurea y la Menorah.
Buscando la Menorah en el Tíber
En 1750, el papa Benedicto XIV se preocupó por rastrear el paradero de la Menorah en los alrededores de la Basílica de San Pedro. Envió a un grupo de hombres al Puente Fabricio, con el fin de dragar el río Tiber y encontrar el candelabro.
El pontífice decidió llevar a cabo esta acción movido por la leyenda que afirmaba que mientras la Menorah era transportada desde el Templo de Júpiter Capitolino, cayó al río. Para unos, la caída fue por accidente y para otros fue de manera deliberada.
En el siglo IV, ante la inminente llegada de los bárbaros, el papa Gregorio Magno, decidió arrojar la Menorah al río para evitar que fuese profanada. Muchos estudiosos piensan que debe seguir allí. Procopio de Casarea, en su obra De Bello Gotico afirma que Gregorio sacrificó muchas riquezas arrojándolas al agua, lo cual aporta un sustento a la leyenda.
Fueron muchos los intentos para dragar el Tíber, pero la Menorah no ha sido localizada. En los años cincuenta, la comunidad hebrea de Roma, junto con ricos judíos estadounidenses trataron de dragar el río, pero fracasaron. En 1938, Michele de Benedetti presentó al Consejo Superior de Bellas Artes de la ciudad una idea para la búsqueda de la reliquia. La Sociedad Italiana para Trabajos Marítimos se ofreció a llevar a término el difícil filtrado del Tíber, pero entonces estalló la Segunda Guerra Mundial y la acción no pudo llevarse a cabo.
Actualmente la Menorah sigue desaparecida,, han surgido muchas teorías acerca de su paradero, pero nada ha podido esclarecerse.