Uno de los camposantos más enigmáticos de Galicia y de España está situado en la villa de Noia. Se trata del cementerio de Santa María A Nova, a quien está consagrada la capilla ubicada dentro del recinto. Se dice que la tierra del cementerio fue traída directamente desde Palestina en barcos que desde Noia llevaban y traían a los Caballeros Templarios en el siglo XIII. Algunos afirman que algunas de sus lápidas albergaron el sueño eterno de Caballeros del Temple.
Misteriosas lápidas que pudieron ser de los templarios
Por todo el recinto pueden apreciarse cerca de 200 lápidas mortuorias. Se encuentran por todos lados, dentro de la Iglesia, apoyadas a lo largo de las paredes y muchas simplemente apiladas en algún rincón. Algunas fueron reutilizadas en enterramientos más o menos modernos. De muchas de ellas se desconoce su antigüedad y algunas tienen grabados unos extraños símbolos.
Los grabados que tienen estas lápidas sirvieron como seña de identificación del difunto que alguna vez albergaron. Están aquellas cuyos símbolos servirían para identificar al muerto con el gremio al que pertenecía. En algunas hay grabados de anclas o signos que hacen referencia al mar, por lo que se piensa que pudieron albergar el eterno descanso de pescadores o navegantes. En otras se pueden contemplar grabados de símbolos como tijeras, hachas u otro tipo de herramientas, las cuales podrían hacer alusión al gremio al que pertenecían los difuntos.
Sin embargo, en este recinto hay unas lápidas que tienen grabados unos símbolos que resultan extraños. Estas no pueden atribuirse a ningún gremio u oficio conocido en aquellos tiempos. Entre estos símbolos pueden verse cruces, flechas, círculos y líneas amorfas. Son símbolos que desconciertan a los investigadores que no han sido capaces de descifrar ese lenguaje críptico.
Las lápidas más antiguas que alberga el camposanto son las gremiales, los arqueólogos las sitúan en torno al siglo XIV. Las más modernas datan del siglo XIX y tienen representadas figuras humanas y extraños símbolos. Pero ninguna de estas lápidas tiene nombre ni fecha de defunción. ¿Porqué estas lápidas no tienen ninguna inscripción que identifique al difunto? ¿Qué razones pudieron tener los antiguos habitantes de Noia para enterrar a sus difuntos con lápidas con esos grabados?
Las lápidas cuyas inscripciones no han podido ser descifradas representan un enigma que resulta desconcertante. Muchos investigadores han planteado diversas hipótesis con respecto a su significado. La más aceptada y extendida sugiere que estas losas en algún momento albergaron el eterno reposo de miembros del antiguo gremio de los canteros. Así que estos símbolos podrían representar una seña que en vida identificó a los canteros y en la muerte le acompañó a la tumba.
El antiguo oficio de la cantería fue quizás el más hermético que existió en aquella época y se preservaba a través del secreto arte de tratar la piedra. Sus miembros poseían conocimientos que guardaban celosamente y solamente eran transmitidos de maestros a discípulos. Era tal el hermetismo en este gremio, que en ocasiones estos saberes se transmitían a través de medios crípticos y en ocasiones esotéricos. Este gremio era una sociedad hermética que tenía incluso un lenguaje y códigos propios, desconocidos para el resto de las personas. Incluso tenían su propia y particular manera de interpretar el mundo y la vida.
Otra hipótesis plantea que aunque las losas con signos indescifrables hayan podido pertenecer a miembros del gremio de los canteros, también estos hombres pudieron formar parte de algún tipo de orden iniciática o sociedad secreta que hubiese florecido en el seno e algún antiguo camino de Santiago. Sin embargo, hay investigadores que creen que estas misteriosas lápidas, en algún momento, pudieron albergar el sueño eterno de Caballeros de la Orden del Temple.
El Baldaquino templario
Dentro del cementerio, puede verse un baldaquino llamado Cristo do Humilladoiro. Está situado entre varias lápidas modernas. Compuesto por cuatro columnas que sostienen un techo piramidal en su interior alberga un cruceiro que aún conserva casi toda su estructura. Se cree que este templete pudo ser construido entre los siglos XII y XIII. En torno a la construcción de este monumento existen dos leyendas que lo vinculan directamente a los Caballeros Templarios.
La primera relata que fue un caballero templario lo mandó erigir cuando regresó de las cruzadas. Su construcción fue como agradecimiento a la Virgen por haberle salvado la vida durante las batallas contra los musulmanes.
La otra leyenda relata que dos hermanos naturales de la villa de Noia fueron a Tierra Santa a combatir en calidad de Caballeros Templarios. Durante una cruenta batalla los hermanos se separaron para no volver a verse más. Durante siete largos años, el mayor de ellos se dedicó a buscar por aquellas lejanas tierras a su hermano perdido. No obtuvo ningún indicio y muy triste desistió de la búsqueda y volvió a Noia.
En memoria a su hermano perdido, mandó levantar un cruceiro en el cementerio. Transcurrieron siete años más y un buen día llegó al puerto de Noia un barco con soldados templarios que regresaban de las cruzadas entre quienes estaba el hermano menor. Los musulmanes lo habían herido y lo habían mantenido como prisionero todo ese tiempo, hasta que finalmente pudo huir. En cuanto llegó tuvo conocimiento del homenaje que su hermano mayor le había hecho. Conmovido ante el hermoso gesto y a modo de agradecimiento y homenaje ante tal muestra de cariño mandó construir el templete que cubre al cruceiro para que este esté protegido y que al mismo tiempo representase sus sentimientos.
Y tú ¿qué opinas? ¿crees que los templarios quisieron dejar un mensaje a través de sus lápidas o fueron los canteros? Déjame tu opinión en los comentarios