Gabriel Abril, un aficionado a la arqueología, afirmó haber descubierto lo que podría ser una pirámide escalonada en Cuenca. La construcción se encuentra en el cerro de El Cabezuelo, en la localidad de Cañete.
Todo comienza en el año 2011, cuando Abril pierde su empleo en la Oficina de Turismo del Municipio, a causa del cierre de esta. Así que decide inventariar los bienes patrimoniales de Cañete para posteriormente efectuar un reportaje que los de a conocer.
A este hombre siempre le había llamado la atención el cerro El Cabezuelo. Le parecía muy extraño que esta elevación de terreno estuviese en mitad del valle que ha horadado en río Mayor. Movido por las dudas decide inspeccionar el terreno y descubre lo que parecen bloques apilados. Tras consultar con algunos expertos, estos le indican que podría tratarse de un castro.
Indicios de una pirámide
El yacimiento figura desde 2004 en el Inventario de Patrimonio Cultural de Castilla-La Mancha con el nombre de Castro del Calvillo. Sin embargo, la hipótesis del castro, no terminaba de convencer a Gabriel, así que decidió excavar para investigar.
Su esfuerzo rindió frutos, sacando a la luz cinco escalones y mostrando una construcción de forma cuadrangular, que es perceptible a vista de pájaro. Además los bloques de piedra muestran evidencias de cincelado. Con estas evidencias, Gabriel sostiene la hipótesis de que se trata de una pirámide escalonada. Además, en el terreno ha encontrado una lasca de sílex, un trozo de sigillata (cerámica) romana, una moneda íbera y una cuenta de abalorio. Estos hallazgos demuestran la presencia humana en el yacimiento desde épocas muy remotas.
Abril desconoce la altura que podría tener la pirámide, pero piensa que podría tener 20 escalones y que tal vez su base descanse en el fondo del valle. También piensa que pudo haber sido como reloj solar en la prehistoria para marcar las estaciones. Esto debido a que los días de equinoccio de primavera y otoño al ponerse el sol por el cercano monte Pico de Don Pedro, este proyecta su sombra sobre El Cabezuelo.
Han pasado años y ningún investigador se ha personado en el lugar, ni se han hecho investigaciones. Muchos arqueólogos afirman que la mejor manera de conservar el patrimonio del expolio es mantenerlo enterrado. Sin embargo, quedan muchas interrogantes en el aire. ¿Porqué ese desinterés en el yacimiento? ¿Se tratará en verdad de una pirámide? ¿Quién la construyó y con qué finalidad? ¿Guardará algo en su interior? ¿Fu enterrada con alguna intencionalidad? Esperemos que algún día todas las interrogantes encuentren solución.