La Prisión de Charleston se encuentra en la ciudad que lleva el mismo nombre, en el estado de Carolina del Norte, Estados Unidos. Esta cárcel tiene la fama de ser una de las más embrujadas del país, se dice que entre sus muros deambulan las almas de los que allí padecieron.
La Prisión de Charleston
A principios del siglo XIX el país se vio sumergido en una potente industrialización, que atrajo a centenares de inmigrantes. Esto obligó a la gente a marcharse a vivir a las ciudades, cuya sobrepoblación provocó que la seguridad se convirtiera en prioridad. Para combatir la criminalidad se creó una reforma urbanística para la construcción de varias cárceles en todo el país. Dentro de este escenario se construye la prisión de Charleston en 1802. El edificio del presidio, anteriormente había sido un hospital, después un asilo para pobres y finalmente una casa de trabajo para esclavos fugitivos.
Estas cárceles creadas en el marco de la reforma urbanística no buscaban la reinserción social del reo, sino la destrucción de su espíritu. En su mayoría se caracterizaban por los tratos inhumanos y vejatorios que sufrían los reclusos. La prisión de Charleston estaba diseñada para albergar a 130 prisioneros, sin embargo, a menudo sobrepasaba los 300. El hacinamiento y las condiciones insalubres provocaban epidemias y frecuentes episodios violentos.
Durante los 137 años que la prisión de Charleston estuvo en funcionamiento se calcula que en su interior fallecieron cerca de 10,000 reos. Algunos prisioneros murieron ejecutados, otros por agresiones o torturas y otros por enfermedad. Finalmente, en 1939 el presidio cierra sus puertas definitivamente.
Este centro penitenciario albergó a algunos de los criminales más reconocidos en estados unidos. Entre los más conocidos se encuentran el líder de una rebelión esclava fallida, Denmark Vesey y el pirata Jacques Alexander Tardy. Pero los más famosos son sin duda John Fisher y su esposa Lavinia, la primera mujer catalogada como asesina serial en Estados Unidos.
Actualmente la prisión de Charlestón pertenece al Colegio Americano de las Artes y permanece cerrada al público. Sin embargo, existen algunas empresas que ofrecen a los turistas visitas guiadas a su interior.
El terrible matrimonio Fisher
Es poco lo que se sabe acerca de Lavinia Fisher, únicamente, que residió en Estados Unidos gran parte de su vida y que estaba casada con John Fisher. El matrimonio poseía la hospedería Six Mile Wayfarer House, a 9 kilómetros al norte de Charleston. Sin embargo, la pareja no eran los amables posaderos que parecían.
Se sabe que cuando algún viajero llegaba a hospedarse, Lavinia lo interrogaba para averiguar si llevaba dinero o pertenencias de valor. Mientras charlaba con el incauto, ella le daba a beber un té con un preparado especial para sedarlo. Después de que la víctima subía a su habitación los Fisher esperaban un rato para activar un ingenioso mecanismo. El artilugio consistía en una serie de púas afiladas que saltaban en la cama del huésped. Tras el asesinato, los Fisher robaban las pertenencias del viajero y depositaban su cadáver en una fosa cavada en el sótano.
Otras versiones afirman que el té iba envenenado y la fosa del sótano estaba llena de clavos y algunas más afirman que los Fisher encabezaban una pandilla de delincuentes que robaba y asesinaba a viajeros.
Los Fisher son descubiertos
Durante la estancia del matrimonio en la localidad, el sheriff había recibido varios informes de misteriosas desapariciones de viajeros. Pero no había ninguna prueba ni indicio de lo que podría haberles ocurrido. Sin embargo, la suerte dejó de sonreír al matrimonio cuando en una ocasión llegó a la hospedería un viajero llamado John Peeples.
Lavinia procedió como habitualmente lo hacía, con el interrogatorio y el té contaminado con la sustancia extraña. A Peeples le pareció muy raro que la hospedera le hiciera tantas preguntas y al probar la bebida, notó en ella un gusto extraño. Dominado por la desconfianza, aprovechó un descuido de Lavinia para tirar el té y decidió hacer guardia en su habitación sentado en la silla.
En un momento de la noche, vio como el terrible mecanismo se activaba y docenas de púas salían de la cama. Aterrado saltó por la ventana y acudió a pedir ayuda a las autoridades. Así fue como consiguieron detener a la perversa pareja. El matrimonio fue llevado a la prisión de Charleston y el 4 de febrero de 1820 fueron condenados a la horca.
Cuando Lavinia se encontraba en el patíbulo, dirigió una malévola mirada a los que estaban congregados para presenciar la ejecución. Con voz alta gritó a la audiencia: “Si alguno tiene un mensaje para el diablo, dígamelo ahora, porque yo lo veré en un momento”. Tras estas palabras, saltó, quedando colgada y sin que el verdugo necesitase realizar su trabajo.
Los fantasmas de la prisión de Charleston
Existen muchísimos testimonios que afirman que en la prisión de Charleston ocurren fenómenos paranormales. Varios vigilantes de seguridad y policías afirman que la alarma se enciende con regularidad sin que haya nadie alrededor o en el interior del edificio.
Algunos testigos afirman haber visto extrañas figuras humanoides desplazarse por las instalaciones de la prisión de Charleston. Otros aseguran haber escuchado el sonido de cadenas arrastrándose por el suelo, puertas que se abren y cierran de golpe y sonidos sin explicación. Algunos visitantes han obtenido fotografías en los que se pueden ver orbes y extrañas sombras. También existen testimonios que afirman haber escuchado gritos que piden ayuda y sentir bajadas repentinas de temperatura.
Entre los testimonios que relatan haber visto algún fantasma, la mayoría afirma haber estado ante la terrible Lavinia Fisher y aseguran que se trata de un espíritu agresivo. Muchos aseguran haber fotografiado a esta mujer entre los pasillos y otros, haber sufrido alguna agresión por parte de ella. El 2011, el equipo del programa de televisión americano Ghost Adventures investigó la prisión de Charleston. Este grupo, consiguió obtener una escalofriante psicofonía en la que se escucha claramente la voz de la asesina. Los investigadores le habían preguntado a quién invocó antes de morir, a lo que Lavinia respondió “al diablo”.