La orden de los Caballeros Templarios fue una orden medieval de sacerdotes guerreros que siempre ha estado envuelta en una bruma de misterio. En torno a ellos confluyen realidad y leyenda entremezclándose. Muchos símbolos los caracterizan como la afición por el número ocho, el sello de Salomón y la reivindicación del culto a María Magdalena.

Se les atribuye contacto con los cátaros, viajes transoceánicos y la custodia de reliquias sagradas como el Arca de la Alianza. Tan importantes eran los secretos que ocultaban, que Hitler dedicó grandes esfuerzos a buscar aquello que custodiaban.

Ellos dejaron su impronta en muchos lugares en Europa. En España es posible ver algunas señales en la Catedral de Burgos, la de León y a lo largo del Camino de Santiago. Misteriosas señales cuya finalidad era dejar algún mensaje a quien supiera leerlo.

Son muchos los enigmas que rodean a esta orden así como los mensajes que iban dejando a su paso.  Se habla del rastro del Santo Grial en España y algo muy importante oculto en Rennes-le-Château. Por donde pasaron es posible apreciar crucifijos sobre patas de oca, extraños pentáculos invertidos o vírgenes negras entre otros. Catedrales que albergan gárgolas, grifos, arpías, centauros, dragones y otras figuras inquietantes llevan la impronta templaria.

Los miembros de la orden fueron acusados de rendir culto a decapitados, de blasfemar, de atesorar riquezas, de realizar extraños ritos, de practicar la brujería y de herejía. En 2001, el hallazgo del Pergamino de Chinon, demostraría al mundo que los Templarios fueron absueltos de los cargos por el Papa Clemente V, pero aun así la orden desapareció.

Muchos  investigadores trataron de descifrar los secretos que ocultaron los templarios, y  ríos de tinta  se han escrito acerca de ellos. Lo cierto es que existen muchos enigmas que envuelven a esta misteriosa orden.