Entre 1961 y 1965, en San Sebastián de Garabandal, una pequeña aldea en Cantabria, la Santísima Virgen María se apareció a cuatro niñas. Conchita, Jacinta, Loly y Mary Cruz, de entre once y doce años fueron quienes contemplaron la aparición y recibieron sus mensajes.
Un pequeño pueblo llamado San Sebastián de Garabandal
Transcurría el año de 1961. La pequeña aldea de San Sebastián de Garabandal contaba apenas con 300 habitantes. En la localidad no existía carretera. La luz eléctrica solamente se brindaba por unas cuantas horas al día y en las viviendas solo había una única bombilla, generalmente en la cocina o en el salón. Se trataba de una localidad rural aislada en la que sus habitantes llevaban una vida sencilla e impregnada de religiosidad.
El pueblo está cercano a una sierra, cuya montaña principal se la conoce como Peña Sagra. En los dinteles, ventanas y algunas partes de las casas pueden apreciarse símbolos tallados en la piedra, algunos de carácter pagano. Los motivos más recurrentes son las cabezas de Adán y Eva, la serpiente, manzanas, y el árbol de la vida representado como una copa con zarcillos de vid entrelazados.
Desde el pueblo, por un abrupto camino, se llega al cerro de los pinos, lugar donde la Virgen se apareció a las niñas en numerosas ocasiones. En honor a estos acontecimientos, los habitantes del lugar han levantado una pequeña capilla junto al cerro.
Un ángel llega a Garabandal
El 18 de junio de 1961, las cuatro niñas se encontraban jugando cuando repentinamente escucharon un fuerte estruendo, similar a un trueno. Una vez recuperadas del susto, prosiguieron con sus juegos. A las 20:30, Conchita, inesperadamente cayó en una especie de trance y tenía los ojos muy abiertos. Al verla en ese estado, sus amigas, asustadas, estuvieron a punto de echar a correr para buscar ayuda, pero ellas también cayeron en ese trance. En ese estado presenciaron una visión que duró solamente unos instantes, pero se repetiría en los días siguientes.
Se trataba de un ángel que vestía una larga túnica azul que le cubría los pies y sus alas eran de color rosa. La aparición solamente se presentaba ante ellas sin pronunciar palabra. Al principio los habitantes del pueblo pensaban que era una chiquillada, pero al repetirse el fenómeno, empezaron a creerles. El sábado 1 de julio de 1961, el ángel rompió su silencio para comunicarles que al día siguiente verían a la Santísima Virgen.
El domingo, hacia las 6 de la tarde, ante la expectación de todo el pueblo, las cuatro niñas entraron en éxtasis. En ese estado, pudieron contemplar a la Virgen, en su advocación del Carmen. Llevaba un escapulario y estaba flanqueada por dos ángeles, Durante un largo rato estuvo hablando con ellas. A partir de ese día y hasta 1965, las apariciones se repetirían en numerosas ocasiones.
Los éxtasis
Siempre que la Virgen se aparecía, las niñas caían simultáneamente en éxtasis, sin importar donde se encontrasen, ni que estuviesen separadas. En ocasiones podían prolongarse por más de una hora y en ese estado las niñas adquirían capacidades excepcionales. Eran capaces de correr hacia atrás sin caerse, pese a lo abrupto del terreno. Podían caer o subir de rodillas el camino que va desde el pueblo hasta el cerro de los pinos sin hacerse el menor daño.
Mientras duraban los éxtasis, ellas mantenían los ojos muy abiertos, sin parpadear ni contraer las pupilas, aunque se las iluminase con potentes lámparas. Muchos testigos afirman que mientras estaban en ese estado sus cuerpos se volvían muy pesados, ni siquiera entre tres hombres eran capaces de levantarlas. Sin embargo, ellas se levantaban unas a otras sin la menor dificultad.
Hay testigos que afirman que en algunos éxtasis las niñas eran capaces de levitar. Clinio Sanz, vecino de la localidad y testigo de los acontecimientos relata: “en uno o dos éxtasis, yo me acuerdo que las he pasado por debajo la mano y ellas estar en el aire”.
En un mismo día las niñas podían entrar en éxtasis más de una vez y en ocasiones se dirigían desde el pueblo hacia el cerro de los pinos a gran velocidad. En ocasiones, de espaldas y sin mirar al suelo. Según Clinio, “a ellas se las notaba con alguna visión que las dominaba. Desde los pinos he visto, estando en éxtasis, bajar para atrás. Y nosotros cuando queríamos andar diez metros, ellas habían andado ya cuarenta. Era imposible seguirlas. Y cuando se liaban en esas marchas extáticas, como las llaman ustedes, era imposible la velocidad que llevaban”.
Pequeños milagros
Durante los éxtasis, las niñas eran seguidas por muchos fieles. Gente de otras localidades acudía a Garabandal para contemplar con sus propios ojos el fenómeno. En muchos de esos trances, las niñas transmitían mensajes a los presentes. Siempre eran mensajes exactos, relativos a sus problemas, dudas o deseos. No importaba que fuesen dirigidos a forasteros o gente que no conocían, siempre acertaban. Esos mensajes que las niñas entregaban a las personas, lograron convencer a muchos escépticos y cambiarles la vida a algunas personas.
Mientras estaban en ese estado, los fieles colocaban en sus manos y brazos rosarios, anillos, pañuelos y todo tipo de objetos religiosos para que la Virgen los besase y de esta manera les entregase su bendición. Y ellas, aún en trance, sin quitar la vista del cielo, devolvían a cada persona el objeto que le pertenecía, sin equivocarse nunca, como si una mano invisible las guiase. El 18 de julio de 1962, durante un éxtasis, de mano de San Miguel Arcángel, Conchita recibió una comunión mística. A la vista de todos, sobre su lengua apareció una blanca ostia.
Los Mensajes de la Santísima Virgen
El 18 de octubre de 1961, la Virgen dio un mensaje a las niñas para que lo divulgasen, les dijo que era de suma importancia para la humanidad. El mensaje decía: “Hay que visitar al Santísimo, hay que hacer muchos sacrificios y mucha penitencia, pero antes tenemos que ser buenos. Si no lo hacemos, nos vendrá un castigo. Ya se está llenando la copa y si no cambiamos, nos vendrá un castigo muy grande”.
El 18 de junio de 1965, la Virgen dijo “me da mucha pena decíroslo yo, pero os lo tengo que decir para vuestro bien”. Por esta razón, fue el Arcángel San Miguel quien dio otro mensaje a Conchita, esta vez más contundente que el anterior: “Como no se ha cumplido y no se ha hecho conocer al mundo mi mensaje del 18 de octubre, os diré que este es el último. Antes la copa se estaba llenando, ahora está rebosando. Los sacerdotes, obispos y cardenales van muchos por el camino de la perdición y con ellos llevan muchas más almas. A la eucaristía cada vez se la da menos importancia. Debemos evitar la ira de Dios con nuestros esfuerzos. Si le pedís perdón con vuestras almas sinceras, él os perdonará. Yo, vuestra madre, por intercesión del Arcángel San Miguel, os quiero decir que estáis en los últimos avisos. Os quiero mucho y no quiero vuestra condenación. Pedidnos sinceramente y nosotros os lo daremos. Debéis sacrificaros más, pensad en la pasión de Jesús.”
Además de las niñas, hubo otra persona que pudo contemplar a la Santísima Virgen en una ocasión. Se trata del padre Luis María Andreu, quien fue a Garabandal para investigar los acontecimientos. Ese día, el sacerdote entró en éxtasis junto con las niñas y vio a la Virgen. Esa misma noche, viajaba en el coche de una familia y tras exclamar: “este es el día mas feliz de mi vida, que madre más buena tenemos en el cielo, las apariciones son verdad”, el sacerdote falleció.
El aviso
El 1 de enero de 1965 la Virgen anunció a Conchita, durante uno de sus éxtasis en el cerro de los pinos que Dios daría un aviso a toda la humanidad. Este aviso será contundente y llegará a todas las personas. Conchita conoce la fecha exacta y la naturaleza de este aviso, pero no puede revelarla por órdenes de la Virgen. Sin embargo, si le autorizó a dar alguna pista: “será algo que se producirá al mismo tiempo en todo el mundo. Algo breve y terrible, pero no entrañará riesgo físico. Implicará tal sufrimiento que sería preferible morir a tener que soportar solo durante cinco minutos lo que nos espera. Como consecuencia de ese terrible aviso, los pecadores querrán ponerse a bien con Dios y enmendar su conducta. Pasará en el cielo y puede que se acompañe de espesas tinieblas. Pero, dará igual que nos refugiemos en el más apartado rincón, nos llegará a todos, estemos donde estemos”.
Según Conchita, el aviso conmocionará a todo el mundo y puede ocurrir en cualquier momento. Este aviso será una especie de juicio en el que cada persona verá sus pecados. Conchita comenta que la Virgen le anunció que después del aviso, sucedería un milagro. Y que antes de estos eventos quedaban por venir solamente tres papas más pero a uno de ellos no lo contará porque su papado sería muy breve. Los tres papas serían posteriores a Juan XXIII, quien era en esa época la cabeza de la iglesia. Le sucedió Pablo VI y después Juan Pablo I, cuy papado duró solamente 33 días. Tras él vinieron Juan Pablo II y Benedicto XVI, y actualmente se encuentra Francisco, quien sería el papa del fin de los tiempos.
El milagro se verá en San Sebastián de Garabandal
Según Conchita “antes de que haya transcurrido un año desde el aviso, se producirá el gran milagro”. Este sucederá en Garabandal y Conchita tiene la encomienda de anunciarlo ocho días antes de que suceda. También ha dado algunas pistas acerca de lo que ocurrirá: “será un jueves, coincidiendo con la festividad de un Santo Mártir de la Eucaristía y con un gran acontecimiento de la Iglesia. El milagro sucederá a las ocho y media de la tarde y durará entre diez y quince minutos, pero dejará una huella permanente en el cerro de los pinos hasta el fin del mundo. Esa huella, esa señal, será visible, podrá fotografiarse y televisarse, pero no será tangible”.
La Virgen también les comunicó que antes de que ocurriesen estos eventos verían grandes cambios en el mundo. El comunismo se incrementaría, sucederían más desastres naturales como terremotos y maremotos. Cada vez más gente perderá la fe y dejará de creer y habrá una apostasía en la iglesia.
Al mismo tiempo aseguró que ese día Joey Lomangino, un americano ciego muy devoto de las apariciones de Garabandal recobraría la vista. Ha afirmado también que los enfermos que se encuentren en el pueblo, ese día sanarán y que el padre Luis María Andreu sería desenterrado su cuerpo estaría incorrupto.